miércoles, 20 de febrero de 2008

Artículos

La mujer y su lucha histórica (parte I)
Por: Angie San

Sin ser tan extrema como Mary Daly, una de las feministas culturales más destacadas, quien plantea desde una perspectiva semi-apocalíptica en su libro
Gin/Ecología (1978) que la diferencia entre hombre y mujer puede considerarse como la diferencia entre quien puede dar vida y quien no. “Por no poder tener hijos, los hombres dependen de las mujeres para perpetuarse, pero esa misma dependencia los hace temerosos, inseguros; de allí su necesidad de dominar y controlar la energía vital de las mujeres” (Daly, 1978).

Pero sin irnos a los extremos y tratando de observar las cosas desde la visión más amplia, tratando de romper límites entre las concepciones feministas, liberalitas y extremistas y las corrientes sexistas del patriarcado que imperó durante siglos –hablando del machismo en su máxima expresión-, se debe vislumbrar todo desde un estado más equilibrado, puesto que así como se inició en algún momento la tan afamada guerra de los sexos se debe luchar ante todo en lograr la equidad de género por muy romántica que suene la premisa.

La revolución femenina abrió las puertas a esas ideas de cambio no solo en las mujeres sino en muchos hombres también, el estereotipo de la mujer ama de casa se ha podido ir desmontando de alguna forma del imaginario colectivo, pero es inexplicable que algunas mujeres –espero que muy pocas- de las denominadas liberadas, independientes y profesionalmente realizadas, siguen soñando casi de manera secreta con ser la mujer de delantal que hornea un pastel en el horno, como si se tratará de una meta oculta.

Han sido muchos años de lucha para que se logre hablar de hombres y mujeres, ciudadanos y ciudadanas y al fin abandonar las concepciones filosóficas que cerraban el cerco y denominaban a ambos géneros como “hombre” como equivalente del término “ser humano” y dejando a un lado la relevancia del reconocimiento del las mujeres en la sociedad desde el inicio de la humanidad.

Uno de los filósofos que le haría hervir la sangre a cualquier mujer y no precisamente por irresistible, es el renombrado Immanuel Kant quien en su “Idealismo Trascendental”, llegó a considerar que los hombres podían tener una vocación plural y las mujeres una vocación única “La mujer existe sólo para darse a otros, sobre todo a un hombre, nunca para formarse a sí misma, y por tanto no le corresponde el cultivo de la ciencia, ni de la filosofía, ni de la poesía…(Kant ” Lo bello y lo sublime”)

Me gustaría verle el rostro a Immanuel y a todos los que piensan de esa forma cuando se encuentran con mujeres que sobrepasan las capacidades y alcances de los hombres, mujeres independientes que comparten sus realizaciones profesionales con el rol de madres, proveedoras de satisfactores emocionales y cabezas de familia, sin perder su esencia, sensibilidad y categoría de ser sublimes y mágicas. (Continuará)

jueves, 7 de febrero de 2008

Sexo Fuerte...

Este blog tocará temas sobre genero